La asamblea de los animales
“El reposo es el silencio del cuerpo”, Balzac. Me callo para luego poder hablar mejor, no enmudezco sino que me alejo un instante de las pasiones humanas, entro en un estado de calma que facilita la comprensión del mundo que me rodea, ofreciéndome ojos hacia lo invisible, y facilitando que resuenen en el interior las dinámicas, los volúmenes, el color, los ritmos exteriores. La calma, la neutralidad, es la página en blanco donde escribiremos nuestras emociones.
Os proponemos llevar a cabo en una o dos sesiones en vuestra aula una experiencia a través de los animales.
Nuestra historia de hoy habla de que, al igual que hacemos nosotros, los animales se reúnen en asamblea , pero ellos lo hacen al atardecer y ahí cuentan como han pasado el día, sus historias.
Hoy somos una asamblea de animales que comparten un rato entre amigos. Vamos a hablar, movernos, susurrar, escuchar y cuando caiga la noche nos iremos a descansar relajadamente. Un momento para el descanso y los sueños.
¿Cómo lo hacemos?- Una vez que contéis la historia para introducir la actividad con las pautas dadas pero de vuestra propia cosecha, se elige un animal y a continuación animamos a cada una-o a que hagan su sonido y digan sus características para provocar que se muevan de manera distinta a la habitual. Mientras juegan, lanzamos preguntas para que completen la construcción de su animal ¿Cómo se mueve? ¿Cómo come?... Hasta que llegamos a ¿Cómo escuchan los animales? y entonces les contamos que escuchan muy bien porque están en silencio-alerta. Y cuando hay silencio...
¿Qué se oye?. Preguntamos que es lo que oyen cuando todos nos callamos. Entonces, decimos que a una señal nuestra los animales se van a convertir en estatuas para oír mejor, y permanecemos escuchando el silencio. Continuamos jugando a alternar movimiento y quietud.
Cuando verbalicen los sonidos que han escuchado les contamos que…
La noche llega. Los animales buscan un lugar para descansar y relajarse. Les contamos que hemos llegado a una playa de arena calentita. Les recordamos que el mar huele de una manera especial y les invitamos a sentir el olor del mar, tomando aire por la nariz y expulsándolo por la boca, soplando muy flojito. Les pedimos que escuchen con los ojos cerrados su respiración, la de los demás. poco a poco nos despertamos, estirando y bostezando para incorporarnos con cuidado.